IMPERTÉRRITO
Diego Alcalá Ponce
Sí. si el pueblo y el gobierno quisieran, muchas cosas se podrían arreglar y hasta mejorar en poco tiempo. El eterno problema de México no es, ni ha sido económico, sino político, esa maldición que le cayó al país casi desde sus inicios como república independiente. Desde entonces, por esa plaga de políticos corruptos que ha sido nuestro azote, irónicamente, sobrevivimos en la vil pobreza teniendo tantas riquezas.
Pero ahora, con el cambio de régimen, es la oportunidad para tratar de solucionar añejos problemas socioeconómicos para que las cosas cambien y hasta mejoren si así nos lo proponemos pueblo y gobierno. De nada sirve que haya un buen gobierno si no hay pueblo sabio que lo respalde, o viceversa. De ahí que, somos todos, o nunca habrá nada bueno.
De hecho, no se requiere de una cuarta transformación, sino de una estrategia sociopolítica y económica bien estructurada y realista que impulse al país a partir de las bases que ya se tienen. No hace falta nada nuevo ni espectacular para salir del estancamiento: solo orden y la aplicación de la ley conforme a derecho, es decir, con mano firme, o dura cuando sea necesario. Lo que ha provocado que todo se salga de control ha sido precisamente la falta de autoridad para aplicar las leyes que supuestamente nos gobiernan. Y mientras no se aplique la ley por igual a los infractores, de nada servirá emitir muchas más si no hay autoridad para aplicarlas. ¿Queremos libertad o, libertinaje?
Eso de que no es conveniente someter a los vándalos para no caer en la provocación, no es más que un pretexto para no proceder como corresponde a una verdadera autoridad. ¿Acaso, por darle gusto a unos cuántos se tiene que violentar los derechos de los demás? ¿Cómo es posible que una autoridad no intervenga cuando en sus narices, y hasta en cadena nacional y en vivo se están cometiendo actos de terrorismo? ¿No cree, amable lector, que a esa autoridad irresponsable también se le puede aplicar la ley por no cumplir con sus obligaciones?
¿Alguna vez se ha preguntado, amable lector, por qué los países desarrollados como Los Estados Unidos, Inglaterra, Japón, etc., son grandes y prósperos? Pues, porque lo primero que se respeta son las leyes al pie de la letra. En esos países primero está la seguridad ciudadana que los ’derechos humanos’ de los delincuentes, cuando que aquí en México, pareciera que se les protege más que a las víctimas. Para colmo, ahora a los infractores ya no se les puede ’mirar feo’ y mucho menos tocarlos con el ’pétalo de un tolete’. Sólo falta que, para aprehenderlos, en vez de un arma se lleve un ramo de flores acompañado de unas amorosas frases de la cartilla moral para recordarles que deben portarse bien.
Como van las cosas, que ni a la Guardia Nacional se le respeta, todo puede salirse de control y después no habrá poder ni autoridad para imponer el orden. Luego de ver cómo reaccionan algunos sujetos cuando se encuentran en estado agresivo y fuera de control, al extremo de no medir las consecuencias de sus actos, no queda más que reconocer, y aceptar, que el asunto de la violencia, al paso que va, en poco tiempo puede convertirse en un verdadero desastre. ¿Acaso estamos ya en una especie de guerra civil en la que la delincuencia quiere imponer sus propias leyes?
El problema de la inseguridad es grave, y si los tres niveles de gobierno no actúan en consecuencia, dentro de poco estaremos lamentándonos de nuestra cobardía. Y la única solución es la aplicación de la ley sin miramientos. Son ellos o nosotros. ¿Usted, amable lector, a quiénes prefiere?
Publicada en el Heraldo de México
diegoalcalaponce@hotmail.com