Rescatado el Templo Mayor, es el turno de la Catedral


Textos en libertad.- Desde 1991 acompaña al Proyecto Templo Mayor un Programa de Arqueología Urbana, coordinados por Leonardo López Luján y Raúl Barrera Rodríguez respectivamente.

Rescatado el Templo Mayor, es el turno de la Catedral
Cultura
Febrero 25, 2018 19:14 hrs.
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José Antonio Aspiros Villagómez › Club Primera Plana

Hace unas cinco décadas conocimos en las calles Seminario y Guatemala de la Ciudad de México el Museo Etnográfico que mostraba el hallazgo hecho en 1913 por el antropólogo Manuel Gamio, consistente principalmente en una esquina del Templo Mayor de los mexicas con grandes cabezas de serpiente, y exhibía también la maqueta del recinto sagrado de México-Tenochtitlan elaborada por el arquitecto Ignacio Marquina, de cuyo nacimiento se cumplirán 120 años el próximo 4 de mayo.

Hoy, esa zona del Centro Histórico es peatonal y se llama Plaza Manuel Gamio. Allí estuvo por unos años, en el piso, una gran maqueta metálica del centro ceremonial, basada en la de Marquina. En la actualidad cuenta con un acceso a la zona arqueológica y al Museo del Templo Mayor, a lo largo del cual es posible ver a través de cristales parte de la pirámide monumental cuya altura ha sido equiparada con la de un edificio moderno de 15 pisos.

Volvimos al lugar cuando, gracias al hallazgo fortuito del monolito de ocho toneladas que representa a Coyolxauhqui (21 de febrero de 1978), el naciente Proyecto Museo de Tenochtitlan se convirtió en Proyecto Templo Mayor (20 de marzo siguiente), ambos a cargo del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma. El propósito era descubrir completamente los restos del principal adoratorio de aquella civilización, derrotada y humillada por los invasores españoles.

El rescate y consolidación de la Coyolxauhqui estuvo a cargo de especialistas encabezados por los arqueólogos Ángel García Cook y Francisco González Rul y desde hace tres décadas la figura ha sido admirada por cerca de 19 millones de visitantes del museo, inaugurado por el presidente Miguel de la Madrid el Día de la Raza de 1987.

Para explorar y rescatar los vestigios de las diversas etapas constructivas del Templo Mayor donde eran adorados Tláloc y Huitzilopochtli, fue necesario expropiar 12 mil 900 metros cuadrados según datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En parte de esa superficie fue construido el museo por el arquitecto que hizo también el Museo Nacional de Antropología y la Basílica de Guadalupe moderna, Pedro Ramírez Vázquez, junto con Jorge Ramírez Campuzano, Miguel Ángel Fernández y el propio Matos Moctezuma, cada uno en su especialidad.

Y como en el Templo Mayor hay una dualidad, en el museo también. Matos, hoy investigador emérito del INAH, a través de un boletín del INAH dijo en diciembre pasado que ’nada quedó al azar’. Templo y museo están orientados al poniente, ’y así como el edificio prehispánico tuvo una mitad dedicada a Tláloc y la otra a Huitzilopochtli, cuatro secciones (del museo) se destinaron a los aspectos de la deidad de la lluvia y la fertilidad, y las otras cuatro salas, a los atributos de la entidad de la guerra’.

Desde 1991 acompaña al Proyecto Templo Mayor un Programa de Arqueología Urbana, coordinados por Leonardo López Luján y Raúl Barrera Rodríguez respectivamente, y así ha sido posible rescatar más vestigios sin afectar edificios, como es el caso del Centro Cultural de España en México, donde se excavó el subsuelo para descubrir el Calmecac -un colegio para la élite- y ahora hay en ese sótano un museo de sitio arriba de un nuevo estacionamiento.

En cuanto a la Catedral Metropolitana que tanto preocupó al crítico e historiador de arte Jorge Alberto Manrique según vimos al principio de esta serie, sigue en pie, sólo que bajo cuidados no sólo por sus problemas previos de cimentación, sino por los daños que tuvo tras el sismo del pasado 19 de septiembre, y cuya reparación deberá cubrir el seguro que tiene contratado el INAH.

El templo de los mexicas y el de los mestizos conviven ahora uno junto al otro, ya ambos a la vista. Sólo que mientras el Templo Mayor tiene abiertas sus puertas a todo el mundo, la Catedral lo hace con cautela y por la

​entrada lateral en tanto se le restaura. Es su turno de rescate.

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