Héctor Murillo Cruz
Tengo en alta estima al historiador Luis Reed, incluido con Salvador Borrego, en el casillero del revisionismo histórico. Recuerdo su larga colaboración con la revista Impacto, su paso por la Cámara de Comercio, como jefe de Información y, desde luego su militancia y premio periodístico en el Club Primera Plana, que le publicó, junto con la eminente Ma. del Carmen Ruiz Castañeda, la obra El Periodismo en México, 500 años de Historia. No me refiero por ahora a sus otros 13 libros.
Su contraste con Donald Trump no puede menos que invocarse. Trump es el ejemplo cabal del adocenado bachiller en economía, nunca asimilado a la cultura anglosajona, proveniente como es del kaiserismo alemán de su abuelo, un aventurero alemán llegado a esas tierras ’para hacer al América’, pero carente el nieto de todo arraigo y formas asimilables a la civilización creada por los Padres Fundadores, y sucesores esclavistas, llenos de prejuicios sobre la grandeza de su raza, pero de indudable cultura humanística e histórica, -Tomás Jefferson y Benjamín Franklin serían los prototipos ideales-, previos a su ’destino manifiesto’ expansionista que los llevó a encubrir el asesinato a mansalva de los líderes pieles rojas originales y de paso barrer con la población mexicana, artificiosamente minoritaria al norte del Río Bravo, gracias a la colonización de miles de ’anglos’, y sus esclavos, introducidos de contrabando a las tierras tejanas y californianas, antes de la ocupación yanqui.
De entonces data la leyenda hollywoodense del ’Zorro’ y los falsos españoles, donde predominaban predicadores jesuitas y mestizos mexicanos de origen tlaxcalteca, rodeados de apaches y comanches nómadas.
Todo esto es desconocido por Trump, quien enarbola ahora el gran garrote para amenazar a los nativos mexicanos y a los emigrantes nacionales, sobrevivientes a los despojos, injusticias y robos, una vez invadido y desposeído el territorio, antes mexicano, según el Tratado de Guadalupe Hidalgo.
Tal Tratado, supervisado en el invadido Valle de Anáhuac, por el general Winfield Scott, un monstruo de 130 kilos, quien bombardeó Veracruz, matando a civiles, mujeres y niños, extrajo impuestos sin reglas, cortejó al alto clero mexicano, y por fin fue destituido por el presidente Polk, culpable último de sus tropelías. Estuvo al frente de 78,790 soldados, contra 40 mil mexicanos, jefaturados con intermitencia, por el traidor presidente López de Santa Anna.
Es oportuna la cita de Luis Reed en su obra Historias desconocidas de la Historia Mexicana, a propósito del tema en el cual Toribio Esquivel Obregón, en sus Apuntes para la historia del derecho en México, Ed. Robredo, 1947, Tomo IV, dice en torno a los yanquis: ’La soberbia de estos republicanos no les permite vernos como iguales, sino como inferiores; su envanecimiento se extiende a mi juicio a creer que su capital será la de todas las Américas; aman entrañablemente a nuestro dinero, no a nosotros, ni son capaces de entrar en convenio de alianza o de comercio sino por su propia conveniencia, desconociendo la recíproca. Con el tiempo han de ser nuestros enemigos jurados, y con tal previsión los debemos tratar desde hoy que se nos venden amigos.’
LA DIPLOMACIA EN QUIEBRA
Si por diplomacia entendemos: la ciencia del buen manejo de los intereses y relaciones entre naciones; o bien, la habilidad, sagacidad y sutileza en las relaciones humanas, podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la diplomacia norteamericana, en lo que va de la administración del presidente Donald Trump, está al borde de la quiebra, porque vaya falta de oficio, carencia de cultura o de educación e ignorancia de los protocolos que todo gobernante debe observar y más tratándose del gobierno del país más poderoso -militar y económicamente hablando- que pretende asumir el liderazgo que a nivel mundial los norteamericanos se han adjudicado desde el siglo XX, después de las dos guerras mundiales en las que Estados Unidos participaron como aliados de Inglaterra y Francia.
En los días recientes una filtración salida del propio equipo de comunicación de la Casa Blanca -vaya palurdos improvisados como voceros, comunicadores o informadores- publicada por el Washington Post, muestra al magnate inmobiliario que los norteamericanos eligieron como presidente, como el empresario que no ha dejado de serlo, queriendo tratar a su homólogo mexicano Enrique Peña Nieto, como si fuera uno de sus empleados, a quien le dice: que no diga que México no va a pagar el muro, a lo cual el mandatario mexicano, con la sutileza que la ocasión ameritaba, le dio la vuelta evitando la confrontación pero sin caer en la complacencia.
Ni siquiera los malquerientes de Peña Nieto, una vez conocida la grabación de la llamada filtrada, le han podido escatimar su atinada actuación frente al barbaján millonario que carece de capacidad hasta para conformar un gabinete que compense su falta de oficio político.
Bien harían sus asesores, si entre ellos hay alguno con mínima cultura, que le pudieran hacer algunas apuntes de lo más destacado del libro "La diplomacia" de Henry Kissinger, quien, como él es de ascendencia germana, pero que en cultura e inteligencia está a años luz de distancia del Premio Nobel de la Paz de 1973. (Francisco Javier Fonseca, Corresponsal en Querétaro)
PREPARATIVOS ELECTORALES DEL PRI
’Mesa Nacional de Visión de Futuro’. Un bonito nombre para un bonito ejercicio político del Partido Revolucionario Institucional, que a manera casi de asamblea nacional realizó el tricolor en Zapopan, Jalisco el miércoles y viernes pasado. Ahí estuvieron la crema y nata del PRI haciendo ejercicios de calentamiento para llegar ’fortalecidos’ a la XXII Asamblea celebrada ayer en la ciudad de México.
En esa espectacular e importante congregación priista convertida en una disfrazada pasarela inicial para (veladamente e inteligentemente) echar un buscapiés con miras a la cada vez más cercana etapa de ubicación definitivamente de quien podría surgir como absoluto y único gallo para contender en la elección presidencial de 2018. El jugoso fruto electoral que para el PRI representa Jalisco fue elegido para llevar a cabo esa primera concentración cupular, vista por todos como el arranque de lo que se convertirá en lucha a muerte por mantener el poder, aun y cuando sus contrincantes y detractores, que son muchos, quieran literalmente ’montonearlo’ uniendo colores y sabores de dulce, chile y manteca para quitarle una vez más la cereza política nacional. (Ricardo Alcalá, Corresponsal en Jalisco).
EDUARDO DEL RÍO ’RIUS’
Rius se volvió vegetariano, fue el precursor de los veganos (La panza es primero). Siguió con una firmeza ideológica notable y se recluyó en Morelos donde cada mañana saludaba el roquedal de la tormenta de piedras de Tepoztlán.
Algo se le debe reconocer: muy pocos han hecho tanto como él por la lectura inteligente. Nunca pudo la SEP igualar el volumen y la diversidad de sus textos.
A su manera, Rius fue un formador político y un divulgador cultural y también un perfecto profeta del desastre. (Rafael Cardona, La Crónica)