Contrafilo
José García Segura
Anticipaba el gran José Alfredo Jiménez que ’Cuatro Caminos’ había en su vida y suplicaba a su Paloma blanca le indicara ’por cuál me voy’.
En materia de folklor, es fácil saber cuál de los cuatro será el mejor.
En términos electorales, los caminos en México son, en 2018, nada más tres y están representados por Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade quienes, de acuerdo a las encuestas, cuentan con el 48.2, 27.5 y 19.5 por ciento respectivamente, de las preferencias electorales.
El problema, a menos de un mes de las elecciones, es que el país se encuentra inmerso, sumido, enredado en una serie de dimes y diretes por parte de militantes o simpatizantes de tal o cual candidato.
Marchas, protestas, movilizaciones están ya programadas y comenzaran este lunes 4 de junio, por si gana el puntero, o por si no.
Recuerdo que el presidente Enrique Peña Nieto advertía hace unos días que es la suma de esfuerzos individuales lo que cambia a una sociedad y que ’no es el esfuerzo de un líder, un jefe de Estado, un presidente, un gobernador o un alcalde’.
En ese marco, el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid argumentaba: México no puede ser un país dividido y cerrado al mundo, inestable, polarizado y dividido,
’Somos la 11° economía más grande del mundo, el 13° exportador y ahora el 6° país más visitado del mundo’
En efecto, los problemas de los dos mexicos (el del norte, industrializado y con elevada infraestructura y, el del sur, pobre, escasamente desarrollado y con rezago total) tienen que ver con seguridad, población, desarrollo urbano, migración, medio ambiente, desigualdad social, educación, economía y procesos políticos como el del 1 de julio.
Y aquí cada uno tenemos un papel que desempeñar.
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