Desde el Portal
Ángel Soriano
Aparte de las colosales cifras en incautación de armamento, drogas y detenidos en nuestro país dadas a conocer por la DEA, la captura de altos mandos de la Marina y funcionarios aduanales implicados en el comercio ilícito de combustibles, parece ser coincidencia con la presencia en nuestro país la semana pasada del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio.
Sin embargo, no es así: la DEA y demás agencias de infiltración y espionaje operan en nuestro país -y en todo el mundo-, desde hace décadas. Sus funciones de inteligencia son vitales para el funcionamiento del poderoso gobierno estadunidense que mantiene así el control, y la defensa de sus intereses, en todo el orbe. No es extraña entonces su presencia en México.
Sólo que, acciones tan abiertas como la ocurrida en Cuernavaca en el sexenio del presidente Calderón, donde decomisaron droga y miles de dólares junto con otros detenidos, dejó al descubierta su acción en México; por eso ahora, con toda la información disponible y suficiente, sabía cómo operaban -y operan-, los distintos cárteles de la droga: aire, mar y tierra.
Faltaba la ejecución y para ello se le dio el marco legal y político: el desmantelamiento de las bandas criminales con la anuencia del Estado mexicano que, curiosamente, no sabía de su existencia hasta hace unos meses. Fue Rubio el emisario para dar a conocer la acción que se ejecutó, con los nuestros, en territorio nacional, con información y precisión externa.
TURBULENCIAS
La Marina, la más prestigiada
Después de lo ocurrido en Cuernavaca, la Marina fue puesto de ejemplo de disciplina y lealtad institucional y sustituyó al ejército mexicano en acciones de combate al narcotráfico. Las fuerzas armadas fueron reforzadas -como punto de equilibrio-, con la Guardia Nacional a cargo de las carreteras. Y ante la creciente delincuencia y cooptación de mandos y tropa por los cárteles, hoy se está en un punto de quiebre si el desprestigio merma la lucha antidrogas y de seguridad nacional, lo cual sería un país mermado por los grupos criminales…Se está en un punto dramático para la Nación, pues la oposición a la actual administración arrecia la campaña de desprestigio pues se pregunta: ¿Cómo es posible que durante el sexenio anterior no se hubieran detectado a los huachicoleros que operaban desde los mismos centros de control policiaco-militar…Y si bien la lucha está ahora en el terreno de la delincuencia, en el electoral se está en las mismas condiciones: los actores y sus partidos políticos de igual manera navegan en el desprestigio y no hay líderes con capacidad y arrastre suficiente para encabezar un nuevo cambio de régimen, no hay propuestas ni liderazgo. Se espera que en el corto plazo se defina la situación y el país encuentre el rumbo correcto…En tanto, sigue creciendo la imagen del presidente salvadoreño Nayib Bukele, que ha sometido a las pandillas salvadoreñas y ha dado un respiro a esa pequeña Nación agobiada por la delincuencia…La situación de México no es única, también en diversas ciudades estadunidenses se libra un lucha encarnizada entre las fuerzas del orden y los generadores de violencia que se mezclan con problemas sociales, como la inmigración y hacen que la lucha sea también un enfrentamiento con perfil electoral: el republicano Trump arremete contra gobernadores y alcaldes demócratas sin respetar la convivencia pacífica y civilizada entre autoridades surgidas de otros partidos; desea acabar con los opositores, por las buenas o las malas, para redondear el control sobre los EU y del mundo, para lo cual tiene ya su Departamento de Guerra; así como vamos se incendiará el mundo…
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