Al final, todos se sometieron al ritual prehistórico que supuestamente había quedado atrás, al pregonar la modernización y democratización del partido en el poder e hicieron suyo a un personaje que no es militante, aunque confeso de haber votado el PRI en las pasadas elecciones presidenciales de 2012.
Primero se distanció Beltrones, de quien todos pensaban que volvería por sus fueros para retomar el liderazgo del tricolor, pero no fue así, hoy se tuvo que alinear a la decisión del ’de arriba’, aunque el ungido no fuera miembro del PRI.
Después, Ivonne Ortega, exgobernadora de Yucatán, en un arrebato histriónico, en varias ocasiones manifestó su intención de buscar la candidatura para ’la grande’, se alineó a la decisión del ’Gran Tlatoani’.
Los propios militantes del PRI, como ’Alianza Generacional’, exigían una elección abierta para designar un candidato presidencial ’limpio’, que no les saliera luego con mala reputación como algunos exgobernadores priístas que están envueltos en casos de corrupción.
El inquilino de Bucareli también tuvo que cuadrarse al ver derrumbadas sus aspiraciones a ocupar la gran silla y, aunque no fue inmediato en su reacción al saber quién era ’el bueno’, acabó twitteando su apoyo al ungido.
También los gobernadores que aún le quedan al tricolor, acudieron a la reverencia tras la salida de humo blanco del gran templo.
Y en fila, uno a uno de los ex aspirantes fueron sumándose a la gran decisión para apoyar a José Antonio Meade, quien clamaba a líderes sectoriales y senadores del PRI que ’lo hicieran suyo’.
Y claro, todos se sometieron y mostraron su apoyo a Meade aunque no sea del PRI, el chiste era lanzar a alguien sin mancha.