La Amazonia en riesgo de colapso


Habría cataclismo mundial

La Amazonia en riesgo de colapso
Medio ambiente
Julio 11, 2022 18:36 hrs.
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Norma L. Vázquez Alanís › Club Primera Plana

Para el querido amigo y colega don Carlos Ravelo y Galindo,

quien ya disfruta (junto con su adorada Betty)

de su acostumbrada ’una a la una’, allá ‘En las Nubes’



La selva amazónica, considerada el pulmón del mundo, abarca siete millones de kilómetros cuadrados repartidos entre nueve países Brasil, Perú (los que más extensión poseen), Bolivia, Colombia, Guyana Francesa, Venezuela, Ecuador y Surinam; hoy día se encuentra ante el mayor ataque de su historia por la expansión de la agricultura, la ganadería, las concesiones mineras y un dramático aumento de plantas hidroeléctricas, entre otros factores que ponen en riesgo esta gigantesca maquinaria bioquímica de la naturaleza, cuyo origen se remonta a por lo menos unos diez millones de años.

Este sistema cuenta con una biodiversidad grandiosa con decenas de miles de vidas de todas formas, tamaños, colores y locomociones posibles, así como cientos de millones de árboles y otras plantas que absorben agua para luego devolverla a la atmósfera en inmensas cantidades de vapor que forma las nubes, las cuales regresan el vital líquido a la Tierra a través de lloviznas o aguaceros, que en parte se precipitan sobre la misma selva amazónica para mantener la humedad constante en sus bosques.

Además, actúa como regulador del ciclo de carbono y del cambio climático, de manera que es fundamental para mantener el equilibrio de la temperatura y la reducción del calentamiento global. Si no se detiene su destrucción se suscitará un cataclismo climático mundial, en virtud de que su zona de irradiación o influencia no sólo es local, sino planetaria.

Preocupados por esta situación, unos 700 periodistas, científicos, académicos, activistas, estudiantes y ciudadanos de todo el mundo se reunieron en el campus de la Universidad Estatal Amazónica en El Puyo, capital de la provincia de Pastaza, en Ecuador, para participar en la Primera Cumbre Amazonica de Periodismo y Cambio Climático (9 al 11 de junio pasado).

Convocada por la organización regional sin fines de lucro Fundamedios, la Universidad Amazónica y la Federación Nacional de Periodistas de Ecuador, el foro, que constó de dos jornadas con diez conferencias y mesas de debate, tuvo como objetivo abrir espacios de diálogo sobre las mejores formas de comunicar los conflictos de la Amazonía, que es el epicentro del cambio climático, ’por lo que esta información debe ser cubierta con mucho conocimiento, desde enfoques más allá del medio ambiental, como los derechos humanos, la economía y la política, así como con cautela para no caer en la trampa de la desinformación’, coincidieron los asistentes.

La cumbre también contó con el apoyo de la Unión Europea y la embajada de Estados Unidos en Ecuador, mientras que la Oficina Regional de la Unesco para Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia impartió cuatro talleres y un ’tech camp’ (campamento tecnológico) en el que participaron periodistas de regiones amazónicas de Perú y Ecuador. Durante ocho horas los asistentes trabajaron en diversos talleres enfocados a las nuevas herramientas periodísticas.

Uno de los temas sobresalientes de este encuentro fue la susceptibilidad a la desinformación en materia de cambio climático, ya que los negacionistas y otros movimientos que rechazan las realidades documentadas científicamente, cuentan con cada vez más sofisticadas formas de diseminar información falsa o engañosa, de manera que los periodistas encargados de cubrir las noticias sobre la Amazonía tienen que estar muy alertas de ello.

Al respecto, Alexis Serrano, editor de Ecuador Chequea -el primer medio dedicado a la verificación del discurso público y los contenidos engañosos que circulan en internet-, dijo que el origen de la desinformación sobre la Amazonía no se limita a quienes comparten mensajes falsos, también tiene que ver con el hecho de que esa zona del mundo no esta teniendo la cobertura noticiosa como debería.

Serrano declaró a LatAm Journalism Review (LJR), una revista digital trilingüe publicada por el Centro Knight para el Periodismo en las Américas en el Moody College de Comunicación de la Universidad de Texas, en Austin, que ’la amazónica es una población que esta informativamente muy descuidada y hay que hacer esfuerzos para cubrirla más y mejor’. Agregó que el ritmo acelerado del periodismo puede causar que los comunicadores caigan, sin darse cuenta, en desinformación al momento de trabajar el tema del cambio climático, por ello consideró necesario empaparse de la materia.

En ese sentido, el editor especializado en medio ambiente de Mongabay (página de información con noticias sobre conservación y ciencias ambientales) de Colombia, Antonio Paz, recomendó primero informarse muy bien, leer, documentarse e ir a las fuentes expertas y, si el tema es muy complejo, tratar de resolver las dudas básicas estructurales de los conceptos. Aseguró que consultar a fuentes especializadas reduce los riesgos de caer en la trampa de la desinformación, e indicó que en los asuntos ambientales y científicos se debe apostar por acudir a fuentes calificadas.

Y el director ejecutivo de Fundamedios, César Ricaurte, adelantó en el discurso de clausura del evento la firme decisión de llevar a cabo la segunda edición de la Cumbre Amazónica de Periodismo y Cambio Climático, pues ’como profesionales del periodismo fue muy enriquecedor el intercambio de experiencias con la comunidad científica y los comunicadores comunitarios’.

Las señales de alarma están encendidas

La selva amazónica cubre el 40 por ciento del continente sudamericano y es el hogar de uno de cada diez de todos los animales conocidos en la Tierra, también alberga al 20 por ciento de las variedades de flora del orbe, que desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima global y el mantenimiento del ciclo del agua, pero desde hace más de medio siglo pierde cada año enormes extensiones de selva a consecuencia de las acciones depredadoras ocasionadas por la mano del hombre.

La organización ambientalista internacional Greenpeace reveló que de 1970 a la fecha la selva amazónica dejó de tener una superficie forestal que supera el tamaño de Francia; ello significa una menor absorción de dióxido de carbono por la fotosíntesis de la fronda y el resultado es un aumento del efecto invernadero, y por ende calentamiento global y alteración del clima de la Tierra.

La Amazonía brasileña sufre la mayor deforestación; sólo en la primera mitad de 2022 (del 1 de enero al 24 de junio) se perdieron tres mil 750 kilómetros cuadrados de selva, de acuerdo con informes del Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) que asegura es la mayor superficie desde 2016 cuando iniciaron este tipo de monitoreo. Además detectó un récord de dos mil 562 incendios en la zona en junio pasado. Asimismo, asegura que en 2020-21 esa región se quedó sin ocho mil 712 kilómetros cuadrados de selva.

Por otro lado, en la región amazónica de Bolivia los incendios de 2021 destruyeron casi dos millones de hectáreas de bosque, según refiere la Fundación Amigos de la Naturaleza, y cifras de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica, que monitorea una vasta área de la selva, señalan que en 2019 se perdieron más de 1.7 millones de hectáreas de bosque primario amazónico en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.

La Amazonía en su conjunto esta muy cerca de alcanzar un punto de no retorno y de colapso, pues las zonas arrasadas por el fuego y la deforestación tardarán décadas e incluso siglos en recuperarse; un análisis de datos sobre la vegetación amazónica tomados vía satélite revelaron que la resiliencia de la selva amazónica, es decir su capacidad de recuperarse de sucesos como las sequias o los incendios, ha disminuido sistemáticamente en más de tres cuartas partes del ecosistema desde el año 2000.

Los autores del trabajo, Chris Boulton y Tim Lenton del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter, Inglaterra, y Niklas Boers del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, Alemania, advierten que la Amazonía podría alcanzar pronto un punto de inflexión cuyo cruce desencadenaría una muerte regresiva de la vegetación y convertiría gran parte de la selva en sabana, con importantes repercusiones en la biodiversidad, el almacenamiento global de carbono y el cambio climático.

Quizá todavía estemos a tiempo de actuar.

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