RESEÑA

Expone Duverger una visión globalizadora sobre Cortés y la conquista

Expone Duverger una visión globalizadora sobre Cortés y la conquista
Cultura
Octubre 27, 2021 16:40 hrs.
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Norma L. Vázquez Alanís › Club Primera Plana

(Segunda y última parte)

El reconocido historiador Christian Duverger, invitado por el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) de la Fundación Carso para participar en el ciclo ‘De siglos y centenarios’, con el que retomó -ahora de manera virtual- sus series anuales de conferencias tras la pandemia de Covid-19, abordó el tema ‘1521. El siglo de la conquista’ desde la perspectiva de esa primera globalización ocurrida con la llegada de Hernán Cortés y la caída de Tenochtitlan.

En su vasta exposición, el doctor en Historia por la Universidad Sorbona de París hizo referencia a los datos demográficos para evidenciar la importancia que dio al mundo latinoamericano su fuerza poblacional, pues en el momento de la toma de Tenochtitlan había 350 mil habitantes en Tlatelolco y México-Tenochtitlan, mientras que el valle de México tenía tres millones y en Europa evidentemente no había ninguna ciudad de ese tamaño; la urbe más grande del viejo mundo en aquella época era Sevilla que no superaba los 60 mil habitantes, en tanto que París y Londres tendrían a lo sumo 20 mil.

Este punto, indicó Duverger, nos lleva a ponderar lo que a veces se ha comentado sobre la desaparición de los indígenas, pues todos los documentos al respecto revelan que siempre hubo muy pocos españoles en la Nueva España. De acuerdo con las cifras de los censos, Cortés llegó con 500 españoles y al momento de la toma de Tenochtitlan en 1521 había unos mil 200; para 1550 sumaban tres mil 500 y al final del siglo eran seis mil; hay elementos que indican que esa situación fue normal durante todo el siglo XVII.

Hay dos reflexiones posibles, continuó el doctor Duverger: una es que la baja de la población no fue consecuencia de la toma de Tenochtitlan ni de la política de las dos primeras generaciones, sino que ocurrió a través de las enfermedades; hubo una serie de epidemias fuertes en 1565, 1567 y 1572 que tuvieron un impacto impresionante sobre el número de la población indígena.

La segunda observación se refiere a que la relación del mundo indígena con el mundo español es muy a favor de los indígenas, y prueba de ello fue que en el siglo XVI en la Nueva España quedó un mundo indígena, se hablaba náhuatl en cualquier parte del lugar, el idioma español se reservaba para las relaciones con la Corona, entre los españoles o entre un pequeño mundo bilingüe, pero básicamente el país siguió siendo indígena todo el siglo XVI y aparentemente también en el siglo XVII. Lo cierto es que seis mil españoles no podían modificar las reglas o maneras de vivir de los nativos.

México no tuvo el monopolio

de la violencia en el siglo XVI

El también antropólogo especializado en civilizaciones mesoamericanas, presentó un mapeo de la violencia en el siglo XVI, ’porque hay muchos comentarios en relación a la crueldad de lo que pasó hace 500 años; de hecho la toma de México fue muy sangrienta, no lo vamos a negar, pero --si como fue la solicitud de los organizadores de estas conferencias-- nos extendemos al resto del mundo, vemos que México no tiene el monopolio de la violencia, y en comparación quizá conoció una ferocidad en grado menor porque la historia de esa centuria está llena de masacres y guerras’.

Y esas guerras tienen varias razones, una de las cuales es la religión; en 1521, fecha emblemática, tuvo lugar la Dieta de Worms donde compareció Martín Lutero, en una tentativa para hacerlo razonar y que dejara la posición radical en que estaba, pero fracasó y la ruptura separó los procesos protestantes de los católicos provocando una serie de conflictos muy violentos, que no se pueden reducir a la matanza de la noche de San Bartolomé en agosto de 1572 porque anteriormente hubo masacres de los protestantes sobre los católicos, explicó.

También en 1521 se llevó a cabo la toma de Belgrado por los otomanos; el avance de los musulmanes estaba en las costas frente a Italia, llegaron a Serbia y Croacia. Asimismo, la victoria de Solimán el Magnífico en la batalla de Mohács en 1526 prácticamente hizo que Hungría pasara del lado de los otomanos.

Aquí se combinaron el factor religioso y el deseo de extensión territorial, pero también otras circunstancias que hoy podíamos llamar de identidad. Por ejemplo, en España al momento que tiene lugar la toma de Tenochtitlan se desarrolla la guerra civil de los comuneros, una especie de rebelión de las ciudades españolas que no quieren aceptar a Carlos V, este rey extranjero que no habla ni una palabra de español y que fue educado en Gante.

Eso, precisó el historiador en su charla, demuestra que la violencia se daba en cualquier parte. También al final del siglo XVI, en 1568, los Países Bajos entraron en una guerra para lograr su independencia, y no debemos olvidar el saqueo de Roma hecho por Carlos V en 1527; es un momento increíble, oficialmente ese emperador es el representante del catolicismo y organiza la captura del papa, así como el saqueo de Roma, que duró meses y meses; además las guerras de Italia son momentos de una violencia inimaginable, de manera que si ponemos lo que sucedió en México en el marco del contexto global estamos ante una norma.

Tras la caída de Tenochtitlan,

México conquistó al mundo

El año 1521 corresponde igualmente al viaje de circunnavegación del globo de Fernando de Magallanes, una tarea imposible porque había límites en la navegación para España y Portugal que no podían traspasarse, pero que dio una idea a Cortés, quien en 1527 mandó un barco hacia Filipinas, el cual llegó a su destino pero nunca volvió; sin embargo, permitió a Cortés negociar el Tratado de Zaragoza que dio Filipinas a México para comerciar. La apertura de estos viajes por el mundo fue muy importante, expuso el doctor Duverger.

’Cuando se habla de la conquista de México sólo se menciona la derrota de los indígenas y la victoria de los españoles, pero podríamos considerar también que la globalización que se hace a través de esos viajes en ese momento de la caída de México, le permitió a éste conquistar el mundo por la exportación de sus plantas alimenticias’.

Hay que entender -agregó- que inmediatamente después de esta mundialización permitida por las navegaciones en alta mar, México pudo exportar el tomate, la papa, el maíz, el chile, el tabaco, etcétera, producto de los agricultores prehispánicos que tuvieron el tiempo para seleccionar las plantas a fin de transformarlas para obtener tubérculos o papas, que eran exportados a Perú en la época prehispánica y el tabaco también fue una evolución que permitió desarrollar las hojas que se fuman; tabaco, tomate y papa fueron exportadas hacia Europa y la papa llegó hasta Polonia y Rusia, lo cual salvó de la hambruna a millones de personas en el viejo mundo.

El ponente consideró que, a partir de la caída de Tenochtitlan, México recuperó un papel impresionante en la difusión de plantas inventadas por el genio prehispánico, no había una papa silvestre que se aprovechó, fue una construcción cultural agronómica a partir de una reflexión de mejoramiento de una técnica para enriquecer la semilla. Se hizo lo mismo con el maíz y el cacao.

El caso del chile fue otro, pues no tuvo éxito en Europa; sin embargo, a partir de 1565 cuando se descubrió el secreto para el tornaviaje de Filipinas a Acapulco o San Blas, Nueva España tuvo contacto con China porque ese archipiélago era su colonia, de manera que gran parte del oro de México provenía de ese país que compraba el chile mexicano y lo pagaba con oro.

Así se dio la explosión de la influencia mexicana a través de esas plantas que tomaron una importancia considerable en el orbe, pues la papa y el tabaco se consumían en Europa y Sudamérica, mientras que el chile fue adoptado por la cocina de China e India. Eso fue realmente producto de un proceso que se inició en 1527 y su autor fue Cortés.

Para concluir, el doctor Duverger señaló que ’de esta manera el México conquistado ha podido ser el México que pudo conquistar al mundo al exportar sus plantas alimenticias y eso también es un cambio de perspectiva respecto a la imagen que tenemos de Hernán Cortés, que creo puede interesar al público’.

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