El ascenso hacia la Montaña de los 7 Colores


Antes que el esfuerzo, las rocas y el viento, la amistad es el componente esencial en la montaña: Geyson Millar / Mountain Guide - Ski Instructor

El ascenso hacia la Montaña de los 7 Colores
Periodismo
Agosto 25, 2018 19:12 hrs.
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Patricia Guevara › Club Primera Plana

Es necesario madrugar para llegar a buena hora y comenzar el ascenso hacia la Montaña de los 7 Colores. Esta joya de Perú ha despertado en los años recientes, furor turístico. Se le conoce de muchas maneras, desdeCerro Colorado, como lo llaman los habitantes de la zona, población conocida como Quecuyno.
Otros nombres son: Vinicunca Ausangate Montaña de Colores o Winicunca; Montaña de Siete Colores, MONTAÑA ARCOIRIS o Montaña De Colores. ¿Alcanzamos a imaginar cuántos minerales componen su tierra; su suelo para poder ofrecer a nuestros ojos tantas tonalidades? ¿Se imaginan los millones de años que deben tener estos cerros como para integrarse tal cual se muestran?
Llegar hasta ella es salir a las tres de la madrugada de Palacio del Inka, a Luxury Collection Hotel, recorrer por carretera poco más de dos horas hacia Valle Sur peruano y comenzar, desde el sencillo control de acceso, el camino de dos y medio kilómetros, a lomo de caballo. ¡Nobles animales! Otros dos y medio kilómetros, caminando, entre las montañas nevadas, el viento y el frío. ¡Así es el turismo de naturaleza! ¡A disfrutarlo!
Conforme avanzamos, el grupo de periodistas convocado por JuliáTours México y Oscar Isgleas, coincidimos en la belleza del lugar y los disparos de fotos se multiplican. Manuel, nuestro guía, apura el recorrido. Decenas de visitantes, provenientes de distintos países, van llegando apenas. Nuestro grupo ha tenido la ventaja de llegar cuando prácticamente sólo estaban Matías con su familia, para poder apoyarnos en el ascenso.
Llegar a la cumbre, significa mantenerse a una altura de 5 mil 200 metros sobre el nivel del mar, situación que hace agitada la respiración. El esfuerzo impone e implica hacer acopio de fuerza física, mental y emocional.
Por ello, el logro alcanzado es, en definitiva, una gran satisfacción que se antoja repetir. Arriba, en la cumbre, Justino nos ofrece te caliente de hoja de coca que cumple su cometido y equilibra los latidos del corazón. Un corazón que se ha quedado prendado de estas tierras.
Vinicunca Peru es lo suficientemente hermosa como para generar riqueza y bienestar para los habitantes de la zona. Trazar un desarrollo turístico sustentable o sostenible como dice Javier Quiñones Pareja sería -pienso yo, deseo- un sueño alcanzable.
Hoy, los lugareños dicen estar acostumbrados a las inclemencias del clima. Sin embargo, sus manos y pies que muestran su piel desnuda y agrietada revelan el sufrimiento por carecer de abrigo suficiente para enfrentar el clima.
Gracias Perú. Gracias Vinicunca Mountain, que nos permite cerrar este ciclo de nueve días verdaderamente enriquecedores para el alma, la mente y el espíritu. Gracias a los nuevos amigos que formó la MONTAÑA ARCOIRIS.
Siguió la salida de Cusco Perú Cuzco a Lima Metropolitana para enlazar a CDMX vía LATAM Airlines, vuelo 2472. Como dijera hace ya varias décadas el general Douglas MacArthur...¡Volveré!

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