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DANDOLE VUELTAS A LA ESFERA

DANDOLE VUELTAS A LA ESFERA
Periodismo
Abril 05, 2018 00:03 hrs.
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Abel Luna Espinosa › Club Primera Plana

DESDE AQUELLOS AÑOS en que las áreas de comunicación social habían sido todopoderosas desde el nivel de elegir, por ejemplo, qué reportero subía o no al avión presidencial, repartían prebendas a diestra y siniestra con cargo al presupuesto público; o los personeros de los ’señores gobernadores’ repartiendo recursos en efectivo a los ’enviados’ a sus informes de gobierno, llegando hasta este momento actual en que los diputados se han detenido a tratar ’encontrarle la cuadratura al círculo’ para tratar de llegar a las definiciones de qué debe hacerse para que las millonadas del presupuesto público enviadas a los medios de comunicación vía publicidad tengan la suficiente claridad para todos y realmente sean fuente de información para la ciudadanía.
Para quienes tenemos algunas ’horas de vuelo’ en esta apasionante profesión llamada periodismo, ahora comparto con ustedes una experiencia personal que ilustra cómo esos recursos han sido vertidos discrecionalmente. Por ese tiempo estaba en una dependencia federal y mi superior (Director General de Comunicación Social) me pidió indagara sobre montos y medios a los que se había ’autorizado publicidad’ en el sexenio foxista. Y entre los hallazgos encontramos que a una revista, supuestamente feminista, de la que nunca logré conseguir un solo ejemplar, se le habían autorizado más de un millón de pesos en inserciones solamente porque entre sus editoras había alguna(s) amigas de Martha Sahagún. Una pequeña estampa de cómo se deciden los destinos de la publicidad.

LA REALIDAD HASTA el momento es que efectivamente la mayor parte de esas partidas millonarias han engrosado las contabilidades de los llamados medios electrónicos (radio y televisión), y si partimos del panorama en que la mayor parte de esos sectores están acaparados en unas cuantas manos empresariales, vemos claramente quienes salen ganando de esas campañas, Las cuales, a final de cuentas, sólo han logrado el hastío ciudadano sin prestarle mayor atención a los contenidos de los mensajes. Situación similar habrá de ocurrir con las campañas políticas que ya iniciaron con el bombardeo de mensajes en diferentes medios de difusión.
Durante otra de las actividades periodísticas de quien esto redacta, estando en una empresa editorial el dueño pidió a una gran agencia internacional de contadores ’demostrara’ a la gente de la Secretaría de Gobernación el número de ejemplares que circulaban al público lector; ello para dar cumplimiento a la norma y tener acceso a las inserciones de las diversas secretarías de Estado.



En años recientes a un genio trasnochado de escritorio se le ocurrió establecer como norma para los llamados medios digitales la necesidad de presentar la ’hipersegmentación del mercado’, ello como un requisito para tener acceso a las diversas campañas de publicidad, que a final de cuentas, dicho sea de paso, son palomeadas por unos cuantos funcionarios públicos. La equidad sale sobrando, por allí no se conoce.
CON AQUELLO DE las campañas electorales en curso (de las cuales, la mayor parte de los recursos, también, se va a medios electrónicos) debemos apuntar que más allá de la ocurrencia de incluir a un niño indígena cantando muy simpático, con un estribillo musical pegajoso, o aquel candidato ’pirruris’ que se le ve el dinero hasta en el armazón de los lentes, la base de todo ello sigue siendo que los mexicanos no estamos suficiente y plenamente informados – ni se nos informa- para conocer, paso a paso, qué proponen con claridad los candidatos porque siempre omiten algo y en los momentos de la contienda electoral sólo buscan los mensajes más atractivos para que sean recordados por sus electores potenciales. después. llegando al encargo, se olvidan hasta de quienes estuvieron trabajando cerca de ellos para que logran el triunfo; claro, no podemos generalizar, en todo hay excepciones.

En dado caso lo más sensato sería legislar sobre los mecanismos obligatorios para que todos y cada uno de los llamados ’funcionarios públicos’ informen detalladamente de sus acciones, sus avances o limitaciones, estando en sus respectivas representaciones populares (Presidente, senadores, diputadosm presidentes municiplaes) para que así pasarmos luego al panorama de las revocaciones de mandatos. Y a quienes les crecieran las uñas y dispusieran de los recursos en beneficio persoal, familiar o para su amigos, contar con los mecanismos ágiles y expeditos para sancionarlos y recuperar los montos exaccionados. Pero para ello, también, urge darle mayores capacidades sancionadoras a la Auditoría Superior de la Fedración, dependiente de la Cámara de Diputados; expediente que, dados los tiempos, será una tarea de la próxima Legislatura.
Aquí, en este país urge la honestidad, la capacidad, la experiencia y la trayectoria de quienes nos representen cada uno de los puestos representativos populares, e ir mucho más allá de diputados opinadores acerca del alza en el precio del kilo de huevos, como recientemente ocurrió en los corrillos de San Lázaro.

¡Ya basta de darle vueltas a la esfera, señores ’hacedores de imagen’ de los candidatos creyendo que con frases o cancioncitas obtendrán el triunfo en las urnas! Hay que ir mucho más allá porque ahora tendrán la presencia en las urnas un sector de la población entre los 20 a 29 años de edad (aproximadamente 22 millones de votantes) que si se lo proponen inclinarán los resultados hacia uno u otro aspirante; esos jóvenes que han salido de las aulas escolares y no encuentran un empleo seguro estable, formal, con prestaciones decororsas y, sobre todo, bien pagados. Ese sector de la población usuaria cotidiana de redes sociales, de teléfonos celulares que no han visto un panorama de tranquilidad y bienestar desde sus años infantiles.
Por encima de las buenas intenciones todos y cada uno de los mexicanos en edad de ir a las votaciones para el primer domingo de julio, debemos recordar que hemos sostenido a un grupo político en el poder, en general, que se ha aprovechado de las posibilidades de enriquecimiento ilícito a costa de la apatía y la negligencia de millones de personas que creen que con sólo dejar de emitir su sufragio las cosas van a cambiar por sí solas. ¡No es así¡

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