#AsíNoAndrés (o de por qué López Obrador no sabe ganar)


México se encuentra a la puerta de un proceso democrático de enormes dimensiones

#AsíNoAndrés (o de por qué López Obrador no sabe ganar)
Política
Abril 27, 2018 23:07 hrs.
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Virgilio A. Arias Ramírez-Corzo › Club Primera Plana

México se encuentra a la puerta de un proceso democrático de enormes dimensiones. Andrés Manuel López Obrador, AMLO, se postula por tercera ocasión a la Presidencia de la República. Encabeza las encuestas, pero la entrevista que le realizó Milenio TV a fines de marzo pone de nuevo al descubierto sus debilidades. ¿Son sólo el resultado de una "emboscada mediática" o encierran un problema sistémico que el candidato es incapaz de superar? El debate de esta noche nos dice mucho al respecto.
Esta noche, en el primer debate de todos los candidatos a la Presidencia, han quedado a la vista muchos de los elementos que analizo enseguida con respecto a lo sucedido en las semanas previas. Normalmente no me ocupo de temas políticos, pero lo dicho, lo no dicho y lo entredicho en dicha entrevista me pareció que merecía un análisis comunicacional detenido.

No voy a aburrir a mis lectores yendo punto por punto en los contenidos que ya todos conocen o, al menos, se imaginan. Me detendré solamente en 6 momentos para subrayar aspectos de su lenguaje gestual, el registro emocional de su modo de hablar (para ello he utilizado una aplicación de inteligencia artificial cuyo objeto es percibir el estado de las emociones a partir del uso de la voz) y una breve conclusión personal de cada uno de estos momentos.

Una aclaración: obviamente las respuestas a cada tema fueron extensas y claramente no pueden mostrarse gráficamente todas sus expresiones faciales y corporales. He tratado de ubicar las imágenes más significativas de cada uno de estos momentos, correspondientes a los elementos emocionales dominantes.

Dos novedades: la pobreza argumentativa del candidato frente a los ataques subraya que los resultados de esta breve investigación son fidedignos; la acusación de nepotismo realmente lo descolocó, y eso no se mostró en la entrevista previa.

1) Reforma energética
El entrevistado busca recrear una respuesta pautada que ha olvidado. AMLO tiene fórmulas hechas para muchos de los temas clave ("legalidad sin corrupción", "becarios, no sicarios", "para no equivocar lo mejor es preguntar"...), sus asesores han trabajado bien y él está luchando por mantener el control.

¿Qué nos dice la "lectura" de sus emociones? Comienza con un alto sentido de inferioridad, con la clara necesidad de defenderse, urgencia por cambiar la situación y percepción de aislamiento, incluso auto compasión y ansiedad oculta.

Logra salir de ello cuando habla de los datos que muestran el poco éxito de la reforma e incluso llega a mostrar alegría cuando habla de las ciudades que conoce: parece tener recuerdos altamente afectivos de Tabasco y Veracruz. Curiosamente, llega a una situación de dominancia y realización cuando se refiere a las consultas populares; más adelante genera incluso registros de pedantería al referirse a este mismo tema.

Mi comentario sería que López Obrador realmente cree que, en caso de llegar al poder, podrá forzar las cosas a su favor a través de mecanismos de dudosa legalidad, pero fuerte impacto social. Al fin y al cabo a la gente hay que "ganársela": tiene una alta convicción en su capacidad para manipular a las masas.

2) Educación
Las respuestas en este tema son inusualmente claras: la "mal llamada reforma educativa", "hay que dejar de insultar a los maestros". Pero aprieta los labios: tal parece que hay en su cabeza temas que no puede permitir que se le escapen por los labios.

Su lectura emocional expresa conflictos entre razón y emoción, miedo ante un desafío, sentido de vulnerabilidad, pero de nuevo llega a expresar confrontación, demagogia, sentido de dominancia y hasta hostilidad cuando habla del mecanismo de consulta ciudadana.

Más adelante, cuando vuelven sobre el tema de los universitarios y la posibilidad de una admisión universal, se da una segunda novedad: una alta empatía, incluso con miedo a expresar demasiada emoción. Ese tema realmente podría hacerlo... ¿llorar?

Mi comentario es que su lenguaje corporal y las emociones que proyecta su voz, contrastan con la asertividad de sus frases, como si él no fuese el dueño de sus palabras. Una noticia buena y una mala: pareciera que él realmente cree en la posibilidad de apoyar a los jóvenes y eso lo extasía; por desgracia, también percibo que se siente atrapado por el sindicato magisterial y que sabe que fácilmente va a ser rebasado por sus tendencias a la violencia. El conflicto mencionado entre Alfonso Romo y Paco Ignacio Taibo, ya lo hace ver: AMLO es una potencial marioneta de los más radicales.

3) Seguridad
En el tema de la seguridad, el candidato muestra mucha más auto confianza. Sus gestos indican que se siente orgulloso de sus logros como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

El registro emocional pasa de la esperanza a la búsqueda de manipular, de la defensa al narcisismo. Sin embargo, también lucha con su estrés y busca proyectar autoridad desde una convicción de debilidad.

Comentario: cree que pudo con el crimen, pero no sabe si va a poder.

4) Fin de la corrupción
El entrevistado habla y se maneja con mayor fluidez. Tiene un diagnóstico cuantitativo y un objetivo.

No obstante, los registros emocionales son inconsistentes: de la convicción pasa a la aflicción, vuelve a la convicción y descarrila en ansiedad. Hablar de "las tarascadas entre políticos corruptos y traficantes de influencia" lo lanza hacia arriba, lo mismo que exhibir el "maiceo" de quienes se dejan ganar por unos granos. Lo que lo manda abajo es afirmar que serán las últimas elecciones con "sospecha de fraude" y que cree en "transformar a México por la vía pacífica".

AMLO está a la búsqueda de solución, trabajando su autocontrol, con miedo de fallar y hasta sentido de inferioridad; situación que suple con autoritarismo. La perspectiva de llegar a la silla presidencia despierta su anhelo y disfrute: ya se vio, pero no está seguro de que vaya a suceder.

5) Nuevos derechos y otras decisiones tomadas (el nuevo aeropuerto).
En estos temas su discurso y lenguaje corporal son de incomodidad, y por lo mismo divaga o asume posturas de comunicación autoritarias: pedantería, confrontación, insistencia.

El registro emocional es de sufrimiento, distanciamiento entre realidad y emoción, hasta enojo; cuando habla de su movimiento como "el más grande del mundo" y la necesidad de consulta, está haciendo una amenaza. Y entre las patas se van los planes, proyectos, realizaciones o leyes que no le estén a modo.

López está en un impasse consigo mismo: entre su necesidad de forzar (que lo mostraría violento) y su necesidad de control (que lo muestra egoísta). ¿Por qué esto no despierta temor en las masas? Porque se encuentran exactamente igual. Ésta, que es la más grande debilidad del tabasqueño, parece ser también su mayor fortaleza.

6) Juárez (o de su auto imagen)
"Sin ego, seré como Juárez o Madero". Y mientras Silva Herzog le expresa ¿su admiración histórica?, Andrés está conteniéndose.

El registro emocional pasa de la debilidad proyectada como autoridad a la pedantería confrontativa. Cuando habla de la posibilidad de perder, sus palabras dicen que aceptaría, pero su voz expresa cinismo y agresión. Está a la búsqueda de solución a un conflicto interno del que sale al afirmar: "soy el único fuera de la mafia del poder". Pero sabe que miente.

El candidato se ha rodeado de los personajes más cuestionables de la política mexicana: priístas corruptos, líderes sindicales perseguidos por la justicia, narcotraficantes, secuestradores... Alguien me decía ayer: "no es que odie la corrupción, es que quiere volver al México corrupto de su juventud". Y de nuevo una reflexión sobre sus potenciales votantes: a la parte más golpeada por la injusticia en nuestra sociedad le gustan los libertadores más que la libertad, a menudo se identifican con el perdedor.



Conclusión
Lo que he encontrado en el análisis previo me ha sorprendido a mí mismo por su claridad. Es factible que, en caso de llegar al poder, AMLO destruya muchas de las libertades de los mexicanos. Es un escenario indeseable, pero posible en la misma medida en que México ha avanzado poco para conquistar el derecho de las mayorías a determinar su propio destino.

López Obrador es un "narcisista" y, por lo tanto, tiene necesidad de luchar con su baja autoestima. Es un "perdedor" que en el juego de la política ha sabido "ganar perdiendo" a lo largo de décadas enteras. ¿Qué sucederá ahora?

Entre 6 y 7 de cada 10 mexicanos no está de acuerdo con su planteamiento; la unidad de visión de esta mayoría sería suficiente para dejar nuevamente al tabasqueño fuera de sus aspiraciones; eso requeriría que el resto de los candidatos hiciese también un cierto pacto por la defensa de la democracia.

No obstante, se ha sembrado con habilidad la idea de que López Obrador es invencible, de modo que si AMLO pierde, habrá suficiente material para alegar fraude. Él ha hablado de "soltar al tigre". Lo que viene hacia adelante, pase lo que pase, tendrá costos para la paz.

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